Cómo debe interpretarse un cruce de afirmaciones que aparenta anticipar el fin de uno de los eslabones de la Coalición de gobierno?

En dos días, de un lado y del otro, el presidente y el titular de Cabildo se desafiaron verbalmente. Fue el lunes a la noche cuando Manini Rios aseguró en una carta dirigida a los conductores del programa televisivo Santo y Seña que “hay un plan de la Torre Ejecutiva contra mí, contra Irene y contra Cabildo Abierto” destinado a socavar la credibilidad de ese sector político y la remachó expresando que “si nos quedamos callados le estaremos dando la razón a estos canallas”. Manini no se ahorró calificativos y fue peor porque lo escribió con el tiempo suficiente como para meditar la gravedad de sus palabras.

Unas 48 horas antes el presidente Lacalle había sido irónico con Manini al sostener que “Yo separo claramente las cuestiones de gobierno con los estados de ánimo” aludiendo a las versión que señala que la votación de Cabildo en el reciente llamado a sala a Heber fue una revancha por los resabios del pedido de renuncia a la Ministra de Vivienda.

En consecuencia, si las cuestiones de gobierno. como las define el presidente, implican agresiones verbales sin consecuencias futuras, concluiremos que la política es como razonan algunos jugadores de fútbol que lo que sucede dentro de la cancha queda allí y que fuera de los escenarios todos somos amigos. La diferencia sería solo que una cosa es un  juego y otra la conducción de un país.

Tildar de “canalla” al primer mandatario y acusarlo  que desde su sillón presidencial dirige un plan para perjudicar a través de la prensa a otros partidos es lo suficientemente grave como para hacer pensar a cualquier uruguayo que todo el “ejemplo” que se mostró en ocasión de los 50 años del golpe fue un tribunazo para que otros países pensaran que la democracia uruguaya es bien distinta al resto. Aquello de que la historia se escribe todos los días y que cualquier borrón puede llevar a tener que arrancar la hoja entera, da para pensar.

Y si después de estos cruces resulta que Manini termina afirmando que la coalición está muy firme y el presidente lo vuelve a atribuir nada más que a “estados de ánimo” ello hablaría de debilidades de carácter, porque cualquiera de nosotros y más quienes nos gobiernan se deben muestras de respeto.

Por otro lado, el caso que tanto enojó al titular de Cabildo fue un programa de poca calidad donde la búsqueda de denuncias sacó a luz otra de las adjudicaciones ahora irregulares hechas por la ministra Irene Moreira en favor de una militante que buscó cambiarse de un apartamento a otro. Lo de “ahora irregulares” viene al caso porque la historia de varias empresas públicas está salpicada de excepciones que a lo largo de los años se consideraron normales. Préstamos del BHU sin exigencias debido a los privilegios que tienen o por lo menos tenían los directores, favoritismos para zafar multas y embargos, maniobras con los pases en comisión y adjudicaciones como las que llevaron al fin del cargo a la esposa de Manini existieron y existirán. Y como si fuera poco, todo desemboca en un lío de vecinos porque el destape puede dar lugar a escraches innecesarios entre los demás ocupantes en zonas densamente pobladas y muy sensibles donde es más fácil encontrar rencillas.

La importancia que el acceso al techo tiene para muchos sectores de la población y la necesidad de hacer buena letra en razón de las lupas que apuntan en toda dirección provoca éstas situaciones complejas, inesperadas, mal canalizadas, y hasta aprovechadas por los oportunistas.

Hoy martes desde las 14 la Cámara de Diputados deberá sesionar para tratar la moción de censura al ministro Heber que fue presentada por el Frente Amplio. Para que se apruebe, el Frente Amplio deberá sumar a sus votos los de Cabildo. A fin de semana se decía que Manini no estaba dispuesto a romper la coalición y no daría sus votos, y probablemente esto será lo que finalmente ocurra. ¿Entonces?